Danzaora en La Gran manzana

Regresar a Nueva York después de tres años está siendo una experiencia maravillosa. La última vez que vine fue en 2019. La pandemia COVID no me había permitido venir hasta ahora por todas las restricciones existentes, pero este año ya no podía dejarlo pasar más. Lo extrañaba demasiado…

Cuál fue mi sorpresa, que parece ser que no sólo yo tenía ganas de conectar con mi gente. He tenido un super recibimiento por parte de mis alumnos/as, no sabía que me esperaban con tantas ganas y eso me ha hecho sentir super querida, respetada y apreciada. Desde el día que llegué no he parado de bailar, de impartir clases, he asistido como artista invitada a eventos de la ciudad, he presentado mi solo en diferentes shows y eventos de Nueva York, New Jersey y alrededores. 

Sentirse admirada y valorada en una ciudad tan exigente como es Manhattan, Long Island o Nueva York en general, es un chute de adrenalina impresionante. Es cuando te das cuenta que todo el valor que la gente te da es porque realmente lo tienes, te lo mereces, te pertenece, y que el trabajo hecho anteriormente y todo el esfuerzo realizado, muestra sus frutos. 

Hay tantos buenos artistas en el mundo de la salsa y el flamenco en Nueva York, que el simple hecho que me tengan en cuenta a la hora de organizar un evento ya me hace feliz. 

Clave y compas Carolina Montilla clases de baile flamenco en New York y España

Siempre he tendido a quitarle importancia a las cosas que me pasan, a lo vivido, quizás porque me enseñaron siempre a ser humilde y no querer destacar sobre los demás, por lo que pudieran pensar. Parece ser que el autovalorarse o sentirse digna de algo no está bien visto,  pero esta vez estoy viviéndolo de otro modo y sí, he de valorar que soy bailarina en Nueva York o mejor dicho DANZAORA EN LA GRAN MANZANA. 

El amor, admiración y respeto que recibo del público neoyorquino es tan cálido y tierno que me hacen sentir como en casa. Quizás es porque «mi casa soy yo misma», y sí, me siento bien allí donde me reciben con los brazos abiertos, pero sobre todo me siento bien, si estoy bien conmigo misma. Hoy por hoy me siento super llena de felicidad, prosperidad y abundancia en todos los sentidos. I’m feeling good!

Aún así diré, no sólo por mi experiencia sino por conversaciones con otras bailarinas/es de la ciudad, que a pesar de haber muchas oportunidades en la ciudad, no todo es oro lo que reluce. Ser artista ya es difícil de por sí en cualquier parte del mundo, sobre todo porque la gente no suele valorar al artista como para que éste pueda tener una vida digna a través de su arte. Y porque suele ser una vida bastante inestable y volátil, aunque la estabilidad a veces está sobrevalorada… Personalmente no me puedo quejar porque incluso en mis peores momentos siempre aparece algo, pero sé que no es fácil y siempre andamos buscándonos la vida de alguna manera…  Es estar en una continua incertidumbre que sólo el amor por algo como la danza o cualquier otro arte, puede soportar. No sólo usamos la creatividad para desarrollar nuestro arte, sino nuestras habilidades para poder vivir haciendo arte.

 

Volviendo al positivismo que me caracteriza, quiero regalaros un dicho en inglés que dice: «Where there’s a will, there’s a way», lo que quiere decir que «si hay un motivo para hacerlo, hay un modo para lograrlo».

 

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